Época: Arte Español Medieval
Inicio: Año 1200
Fin: Año 1500

Antecedente:
La importación de un lenguaje y el clasicismo gótico

(C) Víctor Nieto Alcaide



Comentario

La vidriera de La Cacería es, sin duda, una de las obras más complejas e interesantes de toda la serie de la catedral de León y una de las que presenta más problemas para su interpretación. Situada en uno de los ventanales altos del lado norte de la nave central, próximo al crucero, su composición rompe con la de las restantes de la serie, en la que se representan figuras de santos y profetas. Ordenadas en registros superpuestos contiene representaciones de ángeles músicos bajo arquitecturas góticas, tocando instrumentos musicales, representaciones de las artes liberales y figuras de reyes y caballeros a los que luego nos referiremos. Por la temática de algunos de sus paneles el restaurador Juan Bautista Lázaro la consideró como obra civil en la que aparecen representaciones de una cacería real, suponiendo que procedería del Palacio Real. Sin embargo, vidrieras con temáticas similares no son difíciles de encontrar en diferentes catedrales del siglo XIII. En realidad, ni es una vidriera que procede de un palacio ni su temática representa una cacería ni en su conjunto debe ser considerada como obra profana.
De lo que se ha dicho hasta ahora solamente puede aceptarse el que los distintos paneles que componen la vidriera de La Cacería no fueron realizados por el ventanal en que se encuentran actualmente. Durante los siglos XV al XVII muchas de las vidrieras de las capillas fueron sustituidas por otras nuevas y algunas trasladadas a otros ventanales. Concretamente en el siglo XV se cegó una vidriera de la capilla de la Consolación o de San Antonio y se realizó la vidriera de San Clemente y San Antonio. Sin embargo, esta capilla estuvo dedicada a Saint-Charles, San Carlomagno, que recibió culto en diferentes iglesias españolas. En la vidriera de La Cacería la figura de rey a caballo, situada en la parte superior de la segunda lanceta comenzando por la derecha, que Gómez Moreno supuso que era Alfonso X, es, en realidad, Carlomagno, representado a caballo con el globo y la corona de espinas. En la "Historia del viaje de Carlomagno a Constantinopla" se describe cómo el emperador Constantino se apareció en un sueño a Carlomagno, que había llegado a las puertas de Constantinopla, y le hace entrega de la corona de espinas de Cristo. En la vidriera, Alfonso X es la figura que aparece en la parte superior de la lanceta de la derecha, con casco y el escudo de Castilla y León, mientras que en otras vidrieras aparecen personajes de su séquito. Las alegorías del Trivium y el Quadrivium es posible que también estuviesen en relación con este ciclo dedicado a Carlomagno. En la "Vita Karoli", Eginardo hace referencia explícita al interés del soberano por la música y el estudio de las artes liberales bajo el magisterio de Alcuino: Consagró mucho tiempo y esfuerzo en aprender de él retórica, dialéctica y sobre todo astronomía; aprendía el arte del cálculo y estudiaba con gran atención y suspicacia el curso de los astros. Igualmente Eginardo nos habla de la pasión de Carlomagno por la caza, lo cual podría explicar la representación de estas alegorías en la vidriera de La Cacería. En cualquier caso su temática no es exclusivamente profana como se ha venido sosteniendo. De hecho, no faltan precedentes como la célebre Vidriera de Carlomagno de la catedral de Chartres, ejecutada entre 1210-1220, en la que se representan asimismo escenas del Viaje a Constantinopla, donde recibe las mencionadas reliquias por haber reconquistado Jerusalén.

La realización de esta vidriera, que ha de situarse entre 1270 y 1277 -año en que Alfonso X eximía de impuestos a veinte canteros, un vidriero y un herrero-, coincide con los afanes políticos del soberano en su lucha por el Imperio. Las representaciones del rey en las vidrieras de la catedral forman parte de su aspiración imperial, lo mismo que los escudos que aparecen en las pequeñas rosas de la parte superior: a la derecha el de Castilla y León, y, a la izquierda, el escudo con el águila de Suabia, blasón del rey por línea materna en el que basaba su pretensión al imperio.

La vidriera de La Cacería, desde un punto de vista formal, corresponde a una segunda etapa en la realización de las vidrieras de la catedral que coincide con la actividad entre 1264 y 1279, de un vidriero llamado Pedro Guillermo, y en la que se ha producido una alternativa plástica importante. En la vidriera de La Cacería ha desaparecido la rígida monumentalidad de las vidrieras iniciales, su esquematismo, el modelado basado en el empleo rígido y denso del trait para dar lugar a un modelado más ligero, un cierto sentido espacial y libertad de las actitudes de los personajes, introductor de un elemento dinámico en las distintas secuencias. En este sentido, algunas de las composiciones de las figuras del séquito o como las que aparecen bajo el letrero de la Aritmética, denotan una cierta pregnancia de las soluciones narrativas de otras manifestaciones, como la miniatura, promovidas también por el patrocinio alfonsí.